EL QUE VIO LO PROFUNDO
La epopeya de Gilgamesh
Tableta I
Columna I[1]
INTRODUCCION
¡El que vio lo profundo de todas las cosas y de todos los países 1
el que ha conocido todo para enseñarlo a todos,
mostrará parte de su experiencia, y cada uno la aprovechará!
Él ha poseído la sabiduría y la ciencia universal;
¡él ha descubierto el secreto de lo que estaba oculto! 5
Él lleva en sí el conocimiento de lo que fue anterior al Diluvio,
ha hecho largos viajes, ha padecido muchos trabajos,
y se han registrado sus viajes sobre una estela.
Él hizo construir el recinto en los cercados de Uruk;
del Eanna santo, del santuario puro 10
colocó la piedra fundadora. [2]
Él ha podido contemplar su obra a la que nada iguala:
ese muro que se extiende, tan recto como un cordel;
ha podido percibir su umbral que data de siempre;
ha podido acercarse al Eanna, morada de la diosa Ishtar
que ningún rey ha alcanzado, que ningún hombre igualará. 15
Sí, él ha subido por sobre el muro de Uruk; sí, por allí ha paseado;
sí, ha dirigido los ojos hacia su base y ha mirado su construcción:
¿Acaso la base no es de ladrillo cocido?
¿Acaso su gruesa obra no deja ver allí siete capas abetunadas? [3] ................ (laguna) ...............
Columna II
SOBERBIA DE GILGAMESH EN URUK
(Gilgamesh), dos tercios de su cuerpo son de dios, (sólo) un tercio es de hombre;
la forma de su cuerpo (es perfecta),
el choque de sus armas no tiene igual. 9
................... (laguna) ..................
El divino Gilgamesh no le deja un hijo a su padre; 12
día y noche, su soberbia es inmensa.
El divino Gilgamesh, él, el pastor de los cercados de Uruk,
el pastor de sus habitantes, el fuerte, el admirable, 15
no le deja una hija a su madre,
no le deja ni su hija a un valiente, ni su esposa a un héroe.
Las gentes de Uruk se han quejado a los dioses;
los dioses del cielo se han quejado a Anu, el maestro:
“Tú has creado una progenie 20
que no tiene rival.
Gilgamesh[4] no le deja un hijo a su padre; día y noche su soberbia es inmensa.
Él, el pastor que guarda los cercados de Uruk,
él, el pastor de sus habitantes,
el fuerte, el admirable, el prudente; 25
¡Gilgamesh no le deja una hija a su madre,
ni su hija a un valiente, ni su esposa a un héroe!”
[1] Texto asirio A.
[2] El Eanna, “morada celeste”, templo del dios del cielo Anu y de su hija la diosa Ishtar.
[3] Los pueblos de
[4] El poeta antepone siempre a los nombres de Gilgamesh, Enkidu y Humbaba, el epíteto “divino”; aquí se lo omite para que la repetición no resulte fastidiosa.
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