domingo, 11 de septiembre de 2011

11. Tabletas IX y X. Viaje en busca de Um Napishti. Los hombres escorpiones. La tabernera Siduri.

Estela del héroe con el león. Dur Sharrukin. Museo del Louvre.


Columna II

LA MONTAÑA MASHU Y LOS HOMBRES ESCORPIONES

(Gilgamesh ha comenzado ya su peligroso viaje: está llegando al pie de una montaña.)

Mashu es el nombre de esta montaña. 1

Cuando Gilgamesh arriba al monte Mashu,

se encuentra con aquellos que, sin cesar, hacen guardia al levantarse y descender el Sol:

sus cabezas tocan la base de los cielos,

y sus pechos tocan los Infiernos.

Son los Hombres - Escorpiones, guardianes de las puertas del Sol:

el terror que inspiran es espantoso, y su vista suficiente para dar la muerte;

su terrible majestad derrama el espanto entre las montañas.

Cuando el Sol sale, cuando el Sol entra, ellos velan sobre el sol.

Gilgamesh los ve; el terror 10

y el miedo han ensombrecido su rostro,

pero recobra su sangre fría y les rinde homenaje.

El Hombre - Escorpión dice a su mujer:

“El cuerpo aquel que se aproxima a nosotros, está hecho de la carne de los dioses”.

La mujer del Hombre - Escorpión les responde:

“Dos terceras partes de él son de un dios, una tercera parte es de hombre”.

El macho de los Hombres - Escorpiones interpela

a Gilgamesh en estos términos:

“Tú has llegado hasta mí por un lejano camino;”

(falta el fin de la Columna II)

Columna III

(Gilgamesh le responde:

“Yo quiero alcanzar a) Um-napishti, antepasado mío, 3

que ha podido elevarse hasta la Asamblea de los dioses y obtener la Vida;

¡sobre la muerte y sobre la vida, yo quiero interrogarlo!” 5

El Hombre - Escorpión toma la palabra y

se dirige así a Gilgamesh:

“Nadie, ¡oh Gilgamesh! ha tomado jamás ese camino.

Durante doce horas dobles cuando uno se hunde en la montaña,

la oscuridad es densa: no se ve más la luz,

ya el sol se haya elevado o se haya acostado.”

(Falta el principio de la columna IV)

El Hombre Escorpión toma la palabra, y dice a Gilgamesh, el rey:

“¡Ve, Gilgamesh: tú has podido alcanzar los montes

Mashu; sano y salvo puedes llegar!”

(Gilgamesh, siguiendo el consejo del Hombre-Escorpión, toma el camino

que sigue el Sol.)

Él camina una hora doble; 47

la oscuridad es completa:

él no veía más la luz;

(no le es dado mirar hacia atrás).

Cuando hubo caminado dos horas dobles 53

la oscuridad era completa:

él no veía más la luz;

(no le es dado mirar hacia atrás).

Columna V

(Laguna de veinte líneas)

Cuando hubo caminado cuatro horas dobles, 23

la oscuridad era completa:

él no veía más la luz;

(no le es dado mirar hacia atrás).

/El trozo se repite según pasan las horas dobles: cinco, seis, siete, ocho./

Cuando hubo caminado nueve horas dobles, he aquí que el viento del norte (llega y golpea) su rostro;

pero la oscuridad era completa, y él no veía más la luz; 40

(a él no le es dado mirar hacia atrás).

Cuando hubo caminado diez horas dobles,

(el término de su viaje estaba próximo).

Cuando hubo caminado once horas dobles, él salió antes que el Sol. 45

Cuando hubo caminado doce horas dobles, vio lucir una claridad.

Él percibe entonces un árbol, y hacia allá va derecho:

sus frutos están todos maduros;

sus ramas crecen suspendidas y son bellas de ver;

su follaje azul es de lapislázuli;

¡tiene frutos, y su vista es admirable!

(Columna VI inutilizable)

Tableta X

Columna 1

Shamash, lleno de piedad, se dirige a Gilgamesh: 5

“¡Oh, Gilgamesh! ¿Por qué andar errante por todos lados?

¡La vida que persigues, nunca la obtendrás!”

Gilgamesh responde así al valiente dios Shamash: 10

“Después de haber buscado mi camino

a través del llano como un viajero,

y por el corazón de la tierra, donde falta la claridad de las estrellas,

y donde me parece que he tardado años,

quiero que mis ojos contemplen el Sol, y que me inunde con su claridad;

¡la oscuridad desaparece cuando resplandece tu luz,

de modo que los muertos podrían ver el resplandor fulgurante del Sol!”

(Laguna que contiene el fin del diálogo con Shamash y el principio del discurso de Gilgamesh a Siduri. El héroe ha alcanzado las riberas del mar.)

Columna 1[1]

GILGAMESH Y SIDURI, LA TABERNERA

Siduri, la tabernera, habita cerca del mar inaccesible;

se ha labrado un cántaro y una prensa de oro,

y está protegida por un techado.

Gilgamesh corre hacia ella: 5

Él está vistiendo una piel de animal;

a pesar de lo que hay de divino en su cuerpo,

el dolor apuñala sus entrañas:

¡tiene el semblante de quien viene de muy lejos!

La tabernera lo ve llegar

y se pregunta de este modo:

“¿Es que viene (como amigo)?

¿Qué querrá encontrar (en mis dominios)?”

Después que lo hubo visto, la tabernera ha cerrado su puerta. 15

Sí; ella ha cerrado su puerta

y Gilgamesh comprende su intención;

entonces levanta la cabeza, dirigiéndose a ella,

y le dice estas palabras:

“¡Oh, tabernera! ¿Qué has visto 20

para cerrar la puerta?

Yo voy a romper la hoja de tu puerta” ...

(laguna)

“¿Por qué, dice ella, tu fuerza está aniquilada y tu rostro se vuelve 33

hacia la tierra?

¿Por qué tu corazón está enfermo y tus rasgos están desfigurados?

¿Por qué el dolor roe tus entrañas? 35

¡Tu rostro se parece al de quien viene de lejanos viajes;

la desolación se lee sobre tu figura,

y andas errante a través del llano!”

Gilgamesh responde:

“¿Cómo mi fuerza no ha de estar aniquilada 40

y mi rostro no ha de volverse hacia la tierra?

¿Cómo no ha de estar enfermo mi corazón, y

mis rasgos no han de estar desfigurados?

¿Cómo el dolor no ha de roer mis entrañas?

¿Cómo no ha de parecerse mi rostro al de un hombre que viene

de lejanos viajes?

¿Cómo no ha de mostrarse la desolación en mi figura,

y cómo no he de andar errante a través del llano? 45

Mi amigo, mi querido amigo, con el que he caminado por montes y valles,

Enkidu, mi querido amigo, con el que he caminado por montes y valles,

con quien he capturado al toro celeste,

con quien he dado muerte a Humbaba, que vivía en el monte de los cedros,

mi amigo, que conmigo exterminaba los leones,

Columna II[2]

Él, que me acompañaba en todos los peligros,

Enkidu, a quien yo amaba tanto,

él, que me acompañaba en todos los peligros,

se ha ido hacia eso que es el destino de todos los humanos.

Día y noche sobre él he llorado 5

antes de acostarlo en su tumba.

Siete noches y siete días

hasta que en él vi un gusano;

¡tenía la cara contra el sol,

pero no recuperó la salud! 10

Entonces me he precipitado como un cazador a través del llano,

y ahora que estoy frente a tí, tabernera,

no quiero ver más esa muerte que temo.”

La tabernera responde a Gilgamesh, expresándose así:

Columna III

SIDURI ACONSEJA A GILGAMESH

“¡Oh, Gilgamesh! ¿Por qué andas errante por todos lados?

¡La vida que persigues nunca la obtendrás!

Cuando los dioses crearon el género humano,

han fijado que su destino sea morir;

y ellos han guardado la inmortalidad entre sus manos. 5

En cuanto a tí, ¡oh Gilgamesh!, satisface tu vientre;

día y noche, diviértete;

que cada noche sea una fiesta para tí:

lleva vestidos bordados,

lava tu cabeza y báñate;

siente placer al mirar al pequeño que se agarra de tí,

alégrate de que tu esposa contra tí se estreche...” 13

(laguna)

Columna II[3]

Gilgamesh dice además a la tabernera:

“Y ahora, ¡oh tabernera!, ¿cuál es el camino que conduce

a la morada de Um-Napishti?

¿Qué signo me lo hará reconocer? Dime ese signo.

Si el viaje es accesible, atravesaré el mar;

si el viaje no puede hacerse navegando, iré por vía terrestre.”

La tabernera responde a Gilgamesh: 20

“No ha tenido jamás, ¡oh Gilgamesh!, camino,

ni le fue dado a nadie, desde los días más lejanos, atravesar el mar;

él ha pasado el mar, el valiente Shamash; pero tú no eres otro Shamash,

¿qué has de franquear?

El paisaje es difícil y el camino penoso, 25

y son profundas las aguas de la muerte, que prohiben su acceso.

¿Hacia qué sitio, oh Gilgamesh, franquearás el mar?

Una vez arribado a las aguas de la muerte, ¿qué harás?

Escucha, Gilgamesh: Ur Shanabi[4] es el barquero de Um-Napishti;

¡’los de piedra’ lo acompañan! Ahora él está en el bosque, cosechando ‘Urnu’[5]:

puede que te mire favorablemente. 30

Si el camino es accesible, atraviésalo con él; si no, regresa.”

Cuando Gilgamesh hubo escuchado estas palabras,

blande el hacha que pendía a su costado,

saca el puñal que estaba puesto en su cintura,

y cae como un venablo en medio de ‘los de piedra’

(laguna de 15 líneas)



[1]Texto asirio A.

[2]Texto babilonio B.

[3]Texto asirio A.

[4]Así como Gilgamesh es llamado Gish en las versiones babilonias, Ur Shanabi, “el servidor de Ea” (Shanabi , que significa “dos tercios”, era uno de los nombres de Ea), es llamado Sur-Sunabu en B.

[5]El “urnu” según M.R. Campbell Thompson, es la menta.

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