domingo, 11 de septiembre de 2011

8, Viaje al bosque de los cedros. Muerte de Humbaba.

Impronta de sello: Gilgamesh y Enkidu matan a Humbaba


Tableta IV

Columna I[1]

LOS HEROES EN EL BOSQUE DE LOS CEDROS; ENKIDU ENFERMO; EL “NOMBRE”

(Enkidu levanta los ojos y se dirige a la Puerta del Bosque de los Cedros;

expresa su asombro ante la belleza de los árboles;

durante veinte horas dobles[2] los ha admirado,

pues estos árboles no tienen paralelo en el país:)

tienen setenta y dos codos de altura y veinticuatro de ancho 43

(Columnas II a V inutilizables; algunas líneas al fin de la V, nos muestran a Enkidu animoso; se despoja de la mejor parte de su ropa a fin de ser más ágil en la lucha; “muge como un toro poderoso” y provoca al guardián del bosque: “Ven, Humbaba”, grita.)

Columna VI

(Encontramos a Enkidu enfermo, aparentemente como castigo por su tibieza pasada, cuando manifestó dudas acerca de la expedición de Gilgamesh.)

Enkidu permanece acostado un día; después un segundo día, 7

Enkidu yace extendido sobre su lecho;

un tercer día, un cuarto día Enkidu yace extendido sobre su lecho;

cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez. 10

Enkidu está enfermo;

el undécimo y duodécimo día,

permanece extendido sobre su lecho.

Así le habla a Gilgamesh:

“Un dios me ha castigado 15

porque en Uruk

yo desprecié la idea del combate”

(laguna)

Así le habla Enkidu a Gilgamesh: 26

“Amigo mío, no podremos descender hasta el corazón del bosque:

mis manos se han vuelto débiles, y mis brazos inertes.”

Gilgamesh toma la palabra y responde así a Enkidu: 30

“Amigo mío, ¿seremos cobardes,

ahora que sobrepasas a todo el mundo?”

“Amigo mío” dice Gilgamesh, “iremos juntos; 35

sé indiferente a la muerte;

aquel que es un valiente y en quien se ha confiado,

aquel que va adelante, sabrá preservar su cuerpo y salvará a su amigo;

por sus bellas acciones, se hará un nombre, quedará escrito”.

Los dos llegan, 40

cesan de hablar, se detienen.

Tableta V

Columna I[3]

Ellos se detienen y admiran el bosque;

contemplan la altura de los cedros,

del bosque contemplan la entrada.

A la derecha, donde Humbaba se pasea, hay un camino:

su trazado es recto y la ruta es buena. 5

Ellos contemplan la montaña de los cedros, la morada de los dioses, el

santuario de la diosa Irmini.

Sobre la pendiente de la montaña, el cedro endereza su estatura orgullosa:

su sombra es buena, es plena de delicias;

los matorrales allí están reducidos a nada, a nada están reducidos los (?) 9

(laguna)

SUEÑOS DE GILGAMESH Y RITUALES DE SUEÑO

(Durante la noche que precede al combate, Gilgamesh ha tenido un sueño, que ahora le narra a Enkidu:)

“He tenido un nuevo sueño: 32

sobre la cima de una montaña estábamos subidos,

y la montaña se hundía.

Y nosotros, nosotros éramos como mosquitos de caña 35

¡nosotros, que hemos nacido en el llano!”

Enkidu se dirige a su compañero y le explica su sueño:

“Amigo, tu sueño es favorable,

es un sueño precioso;

amigo mío, la montaña que tú has visto (es Humbaba); 40

venceremos a Humbaba y echaremos al viento sus despojos;

nosotros pisotearemos su cuerpo.”

Después de veinte horas dobles, tomaron algún alimento;

después de treinta horas dobles, descansaron. 45

Cavaron (luego) una fosa frente al dios Sol;

Gilgamesh se tiene sobre el talud de la fosa

y vierte adentro la harina, diciendo:

“¡Oh, montaña, bríndanos sueños!”

Columna III

La montaña les brinda sueños 1

(laguna)

Gilgamesh queda en cuclillas, alta la cabeza; 6

pero el sueño, destino de la humanidad, le vence.

En mitad de la noche se despierta,

se levanta y habla así a su amigo:

“Amigo mío, ¿no me has llamado? ¿Por qué me he despertado? 10

¿Acaso no me has tocado? ¿Por qué estoy inquieto?

¿No habrá pasado un dios? ¿Por qué mi carne yace sin fuerzas?

Amigo mío, he tenido un nuevo sueño;

el sueño que he visto era realmente extraordinario:

me ha parecido que un gran grito reemplazaba los cielos; 15

la tierra resonaba,

el día oscurecía, se esparcían tinieblas;

una luz brilló, el fuego alumbró,

y la muerte cayó por todos lados sobre la tierra como una lluvia;

después, la claridad se apagó, lo mismo que el fuego;

¡el fuego que había caído se transformaba en ceniza! 20

¡Ea! descendamos hacia la llanura y tomemos una decisión.”

Entonces Enkidu interpretó el sueño de Gilgamesh, diciéndole: 22

(Columnas V y VI inutilizables; aquí se intercala el recitado de otro sueño; viene enseguida el relato del combate contra Humbaba, que concluye con la muerte del Guardián de los Cedros; se ha suplido la laguna con el texto H.)

Ellos toman el camino; después hacen alto; 5

el sueño que la noche derrama se extiende sobre Gilgamesh.

A medianoche el sueño lo abandona

y dice a Enkidu, su amigo:

“¡Eh! ¿No me has despertado? ¿Por qué estoy despierto?

¡Oh, Enkidu, mi amigo: he tenido un sueño... 10

(laguna)

En mi sueño había una montaña 13

que caía sobre mí, y yo no podía huir.

Un hombre cuya belleza era grande

me retira la montaña de encima;

él me hace beber agua, y mi corazón se siente mejor;

(y) me pone erguido sobre mis pies.”

Enkidu explica su sueño a Gilgamesh:

(El fragmento semítico de Boghaz Keui está mutilado aquí, y la serie de acontecimientos: invocación de Gilgamesh al dios Shamash, combate de los dos amigos contra Humbaba, es restituida según el fragmento hitita H de Boghaz Keui).

Columna VI

(laguna)

COMBATE CONTRA HUMBABA

Así habla Gilgamesh al dios Sol, el dios del cielo:

“Yo te ruego, dios Sol, dios del cielo, 10

pues quiero ponerme en camino para combatir.”

El dios Sol, dios del cielo, escucha la plegaria de Gilgamesh,

y he aquí se levantan sobre Humbaba formidables huracanes;

El ciclón, el viento del norte, (el viento del Sur),

el viento de la tempestad,

el viento que enfría, el torbellino, 15

el viento de todos los males; ocho vientos se dirigen contra Humbaba,

lo golpean en pleno rostro y en la espalda, de suerte que él no puede avanzar

ni retirarse. Entonces Humbaba se rinde,

y dice a Gilgamesh: “¡Oh, Gilgamesh, 20

déjame salvar! Tú eres mi señor, y yo seré en adelante tu esclavo.

Olvida las amenazas que he proferido contra tí.”

(laguna)

Entonces Enkidu pregunta a Gilgamesh:

“¿Qué está diciendo Humbaba? No lo escucho.”

(laguna de la versión hitita)

Columna VI[4]

Y ellos cortaron la cabeza de Humbaba.



[1]Texto asirio A

[2] Los asirios y los babilonios dividían el día en doce horas, cada una equivalente a dos de nuestras horas.

[3]Texto asirio A

[4]Texto asirio A.


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