domingo, 11 de septiembre de 2011

10. Sueños de Enkidu. Maldice a la hieródula. Muerte de Enkidu y lamentación de Gilgamesh.






SUEÑO DE ENKIDU

Tableta VII[1]

Columna 1

“¿Por qué, amigo mío, los Annunaki[2] tienen entre ellos consejo?

(laguna, a reconstruir por el texto hitita)

Enkidu ha respondido a Gilgamesh: 1

“Escucha el recitado del sueño que he tenido esta noche:

había una asamblea de Anu, Enlil, Ea, Shamash, el dios del cielo;

y Anu se dirigía a Enlil:

“Puesto que ellos han dado muerte al toro celeste, y han herido 5

a Humbaba, que habitaba la montaña de los cedros,

pues bien, dice Anu, ¡a causa de esto deben morir!”

Enlil replica: “Enkidu debe morir,

¡pero Gilgamesh no debe morir!”

Entonces el dios del cielo, el dios Sol se dirige a Enlil, el héroe poderoso:

“¿No ha matado por tu orden

al toro celeste y a Humbaba?

Pero Enlil grita con cólera al dios Sol, al dios del cielo:

“¡Enkidu debe morir..!”

(Falta la columna II)

ENKIDU MALDICE A LA CORTESANA

Columna III

(Enkidu se dirige a la cortesana y la maldice con estos términos:)[3]

“Tu destino, oh hieródula, yo te lo he de fijar, 6

y en la tierra será eternamente cumplido;

pues bien, ¡sé maldita con la gran maldición!

¡La tierra donde reposan los rebaños ha de ser la mansión de tus delicias;

el camino ha de ser tu lecho;

a la sombra del muro te tenderás; 19

el ebrio y el que tenga sed te tomarán!”

El dios Shamash escucha a Enkidu; abre la boca 27

y desde lo alto de los cielos le grita:

“¿Por qué, Enkidu, has maldecido a la cortesana?

¡Es ella quien te ha hecho comer alimentos dignos de los dioses, 30

ella quien te ha hecho beber un vino digno de reyes,

ella quien te ha vestido con ropas suntuosas,

ella quien te ha dado por compañero al hermoso Gilgamesh!

Y ahora Gilgamesh, tu amigo, tu hermano,

te hace dormir en un vasto lecho; 35

en un lecho confortable, te hace reposar;

te hace sentar sobre un asiento seguro; eres el que está a su izquierda.

¡Los grandes de la tierra abrazan tus pies;

él te ha entregado tus armas magníficas;

te ha hecho aclamar por las gentes de Uruk!

La hieródula ha hecho de estas gentes tus servidores; 40

y he aquí que yo, por tu causa, he debido realizar tu maldición:

¡yo la he transformado en perra, y ella se ha ido a través de la campaña!”

(laguna)

Al nacer el día, la palabra del poderoso Shamash

desata el encantamiento que pesa sobre Enkidu, y su corazón

ardiente se calma. 44

(Laguna de lo que resta de la columna; parece que Enkidu,

arrepentido, bendice a la hieródula.)

SUEÑO DE ENKIDU

Columna IV

(laguna)

Enkidu, el corazón atormentado, se acuesta. 10

En la noche, él confía sus inquietudes a su amigo:

“He tenido sueños en la noche”.

(Él describe un personaje cuyas uñas son garras de águila,

que le ha dicho:)

“¡Ves, mis brazos están cubiertos de plumas como los miembros de un pájaro!

Sígueme a la morada de las tinieblas, donde habita el dios Nergal[4];

sígueme a la mansión donde se entra sin esperanza de salir, 30

por la vía donde los caminos no sirven más que para ir, jamás para retornar.

Sígueme hacia la morada a cuyos habitantes les falta la luz,

allá donde el polvo es su comida, donde su alimento es el lodo.

Las gentes de allá abajo están revestidas de plumas, como las alas de los pájaros;

ellos no ven la luz; permanecen en las tinieblas. 35

En ese reino de polvo donde yo, yo he penetrado,

he visto a los portadores de coronas, que desde siempre

han reinado sobre la tierra,

mientras los servidores de los dioses Anu y Enlil les preparan

asados de carne que ellos les aderezan, 40

y les dan de tomar bebida fresca...

En el reino del polvo donde yo, yo he penetrado,

he aquí el Gran Padre y su acólito,

he aquí el encantador y el vidente,

he aquí los consagrados al “apsu”,[5]

he aquí al divino Etana[6], he aquí al dios Sumugan;

¡he aquí en fin a la reina de los Infiernos, la diosa Ereshkigal!

Belit-Tseri[7], la escriba de los Infiernos, se prosterna ante ella;

Ella levanta la cabeza, y me ve ...

(laguna: faltan las columnas V y VI).

Tableta VII

Columna 8, inutilizable.

GILGAMESH LLORA A ENKIDU

(Después del amanecer, Gilgamesh se lamenta sobre su amigo, y se dirige a los Ancianos de Uruk.)

Columna II

“¡Escuchadme, Ancianos, escuchadme! 1

Yo lloro por mi amigo Enkidu

como una plañidera en los funerales. No he de empuñar más

el hacha que pende a mi costado; de mi cintura

ha desaparecido el puñal;

mis vestidos de fiesta no me dan ningún placer; 5

me ha acometido el dolor, y estoy postrado en la aflicción.

¡Oh Enkidu, mi amigo, mi querido amigo,

juntos hemos caminado por montes y valles;

juntos hemos domado y dado muerte al toro celeste, 10

juntos hemos dado muerte a Humbaba, que residía en el bosque de los cedros!

Y ahora, ¿qué sueño te ha poseído?

¡Tu rostro está inmóvil y no me escuchas!”

Pero él no levanta los ojos;

Gilgamesh toca su corazón, y este no late más;

rodea a su amigo con sus brazos, como se hace con una desposada;

y ruge de dolor, como un león,

¡como una leona a quien le han arrebatado su cachorro!

Gilgamesh derrama lágrimas, rasga 20

sus ropas, se despoja de sus adornos.

(Columnas II y IV inutilizables)

(Columnas V y VI casi totalmente inutilizables)

Al nacer el día, Gilgamesh 45

saca una gran mesa hecha de madera de las montañas;

llena de miel un vaso de piedra roja,

llena de crema un vaso de lapislázuli;

y cuando el dios Sol se muestra

(él vierte la libación)



[1]Texto asirio A.

[2]Los grandes dioses del cielo.

[3]Texto asirio A. En la traducción de P. Dhorme, este episodio forma parte de la tableta II, Restituciones, después del Descendimiento de Ishtar a los Infiernos. (Dhorme, Selección de textos religiosos, pág. 337).

4] Dios de la Peste y de los Infiernos, sobre los que reina con su esposa Ereshtikigal.

[5]El océano abismal primordial. Por extensión, los pilones de los templos donde se conservan las aguas que pasan por provenir del abismo.

[6]Héroe que quiso ir a conquistar la inmortalidad al cielo. Un águila que él había salvado lo llevó sobre su espalda, pero los dos cayeron a tierra antes de lograr su propósito.

[7]”La dama del llano”.

[8]Texto asirio A.


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